Stel Ornaments: artesanía como semillero de innovación sostenible

En un lugar del Ampurdán, en una antigua masía envuelta por la naturaleza, nació una pasión que ha trascendido generaciones: la creación artesanal de ornamentos. En este espacio lleno de luz y alma, donde la creatividad se respira en cada rincón, creció una artista cuya historia es inseparable de su familia, de su entorno y de una forma de crear piezas artesanales desde la belleza, la sostenibilidad y la conexión emocional con cada una de ellas.
Stel Ornements es el laboratorio creativo de Bibis Castañer, y un espacio donde realmente sucede la magia. Una magia tangible, presente en cada gesto y en cada material, que cobra vida en piezas únicas elaboradas con elementos como musgo, paja tintada o escamas minerales. Bibis ha encontrado en la resina ecológica una herramienta fundamental para dar forma a sus creaciones, logrando acabados brillantes, duraderos y respetuosos con el medio ambiente.
Conversamos con ella sobre el alma de su proyecto, su compromiso con los materiales sostenibles y su firme apuesta por hacer posible una moda consciente y sostenible.

He leído que sigues una tradición familiar en la creación de ornamentos. ¿Podrías contarnos más sobre el origen de esta pasión y cómo ha evolucionado a lo largo de las generaciones?

Desde pequeña viví la artesanía en mi casa; y cuando digo mi casa hablo de raíces tanto a nivel espacial y familiar.

Crecí en una masía de principios del siglo XX en el Ampurdán, donde vivimos envueltos de naturaleza. Eso fue fundamental para mí, la naturaleza es el hilo conductor de todo mi trabajo. Y allí, en el pajar de la masía, encontramos y rehabilitamos un espacio con una luz muy singular que nos aportaba una paz enorme: condiciones perfectas para poder crear. En él pusimos un taller y es ahí donde todo empezó.

Después, se arraiga en la familia. Porque toda la familia creaba en este taller, y cuando digo toda hablo de mi madre, de mi padre y de mis hermanos. Mi madre estudió pintura y escultura en la escuela Massana, más tarde se convirtió en diseñadora y fue responsable de producto de Bisutería y Accesorios Textiles. Mi madre diseñaba ornamentaciones, dibujaba las piezas. Mi padre y mis hermanos se encargaban de la producción y de la comercialización, y yo, muy pequeña, lo observaba todo, fascinada por lo que veía.

Vivir en una cotidianidad tan privilegiada, aprender desde la voluntad y la constancia de toda una familia… Todo eso me llevó a emprender un camino que fue desde la creación de pequeñas esculturas y diferentes tipos de ornamentación a la elaboración de sistemas de sujeción y montaje manual para dichas piezas. Años después viajé por toda España para darlas a conocer. 

¿En qué momento decidiste apostar por materiales sostenibles?

Por aquel entonces, se trabajaba con una resina que no tenía propiedades sostenibles y fue el detonante: seguir mi pasión será solucionar este problema, por el planeta, por los creadores, por los clientes. A lo largo de los años, con una búsqueda incesante de nuevos materiales y resinas sostenibles, encontramos materiales cercanos, naturales y no contaminantes tanto para el hombre como para el medio ambiente. Una búsqueda siempre en movimiento incesante y persistente.

¿Cuáles dirías que son los valores fundamentales que te definen el alma de Stel Ornaments y de qué manera los transmitís a vuestros clientes?

Apostamos por la artesanía como semillero de innovación, y por la revalorización de materiales. Cada pieza es única, trazable y con historia, técnica y compromiso ético. Ese es nuestro ADN.

¡Queremos que el cliente se sienta libre y disfrute en el proceso creativo! Esa libertad es esencial para dar vida a piezas que conserven el alma original, con un profundo respeto y dando lo mejor de nosotros mismos y de nuestro savoir faire. Una línea continua de comunicación entre el cliente y nosotros, que nos permite acercarnos a lo que realmente desea. Es como un diálogo sin muchas palabras. La artesanía consiste en eso, en la conexión del hombre hacia su propia creación, o su creación más natural.

Describes el atelier como un laboratorio creativo. ¿Podrías explicarnos cómo surgen y se desarrollan esas ideas innovadoras dentro del taller?

Mira, no te voy a mentir, no te voy a dar una explicación “lisa”: la verdad es que justo escribí que la artesanía surgía de la conexión entre el/la cliente/a, el/la artista y su alma. Pues, yo creo como soy: con amor, pasión y una pizca de caos. La gente suele considerar que caos suena mal, yo distingo entre caos y desorganización, y el caos lo veo como una fuerza creativa brutal. A veces solo es suficiente con ver un bicho, quedarse con la boca abierta frente a un árbol, una piedra, el movimiento de un árbol... Ver el mar y decirte: “¿cómo podría evocar una cosa que me supera de lo bonito que es?”. Y buscas, y a veces encuentras, y eso da luz a piezas que me siguen encantando, conmoviendo años después de haberlas hecho.

En cuanto a los materiales, ¿cómo realizáis la selección para crear esas piezas artesanales tan únicas?

Trabajamos con materiales insólitos y técnicas experimentales que dan paso a piezas singulares. Es el hacer único nuestro trabajo. Como, por ejemplo, utilizando  musgo, paja tintada, escamas minerales...

La resina ecológica es un elemento clave en vuestro trabajo. ¿Cómo la trabajáis y qué ventajas ofrece frente a otros materiales más convencionales?

Las bioresinas permiten acabados similares a los tradicionales: colores intensos, transparencia, brillo o texturas especiales. Perennidad también, no se vuelve amarilla como la antigua resina de nuestras abuelas. Nos encanta su gran abanico de posibilidades y la hermosura que podemos recrear a través de ella.

También apostáis por la colaboración entre artistas, creativos y artesanos. ¿Podrías compartir alguna experiencia de colaboración que haya sido especialmente significativa en vuestra evolución?

Sí, acabamos de crear especialmente paillettes textiles con organza de seda pintada a mano para la firma Ganbara studio. Unos broches únicos y originales que puedes encontrar en la boutique del Museo Cristóbal Balenciaga.

¿Hay alguna pieza, colección o proyecto en particular que represente de forma especial vuestra filosofía o que tenga un significado muy personal para ti?

Sin duda nuestra lentejuela textil patentada, llevada a cabo después de varios años de pruebas. Imagínate una lentejuela, pero más grande, hecho a partir de un tejido que te encanta, el tejido que tú quieras: puede venir de la tienda de al lado que tanto te gusta, de una prenda con la cual tienes un vínculo emocional, pero que ya no puedes usar, de antiguas colecciones... Pues ese tejido lo convertimos en una lentejuela. Parece fácil, pero no lo es para nada. Y conseguimos una lentejuela que puedes bordar, coser, llevar como un accesorio. Verdaderamente, ofrece un acabado muy suave y sofisticado. Es uno de los productos de los cuales estoy más orgullosa.

¿Cómo ves la evolución de la demanda de sostenibilidad dentro del mercado del lujo?

Este mercado está cada vez más comprometido con la sostenibilidad, la transparencia y la ética. No basta con que sean productos bellos y exclusivos, sino que también deben ser responsables con el medio ambiente y con las personas que los producen; esa es la clave. También se valora más lo artesanal, lo duradero, lo trazable y lo hecho con materiales de bajo impacto ambiental. Todo esto conlleva más trabajo, pero estoy 100% a favor: no podíamos seguir así.

Para terminar, ¿cómo imaginas que será el legado de Stel Ornaments?

Mis hijos son la esencia. Por ahora se mantienen como aprendices en mi taller, observándome. Ellos saben todos los procesos y la forma en la que hay que trabajar las piezas desde el inicio hasta el final. Si se mantiene viva la llama de la ilusión y la energía, puede que ellos sigan mi legado.